Publicado el Sábado 19 de febrero de 2011, a las 18:00 |
¿Cómo imaginas nuestra muerte?, es el pensamiento que acompaña a la protagonista durante su vida con Clyde, es la cuestión con la que le persigue a él, como el persigue a la muerte. Y su duda se verá satisfecha, aunque algunos trataran de disfrazarla y ocultarla en su momento.
Es inevitable, ya que el tema es el mismo, que La vida imaginaria de Bonnie & Clyde, el trabajo de Darío Facal y Metatarso me recuerde al que hicieron hace un tiempo los de Galo Real, recreando la vida y final de Bonnie y Clyde. De hecho, encuentro que tiene puntos de coincidencia en la puesta escénica, como también encuentro que los puntos de vista son bien distintos y que divergen en el planteamiento inicial.
Por ejemplo, encontramos proyecciones y citas de informes policiales y de distintos organismos de Estados Unidos, que complementan el desarrollo teatral escénico, aunque en ciertos aspectos la finalidad de unos y otros no sea la misma.
Si al inicio Juan Carlos Vellido nos muestra a un personaje de Clyde Barrow más apagado, más introvertido, con menos impulso, que se irá creciendo a lo largo de la obra, el carácter que Ledicia Sola transferirá a su Bonnie Parker es mucho más estable y continuo, de forma que salvo momentos muy puntuales se mantiene en un registro similar a lo largo de la obra.
El propio título y la presentación del trabajo nos exponen un texto que, basándose en la documentación histórica, no quiere más que ofrecer al público la posibilidad de decidir de forma ficticia cuáles serían las sensaciones reales de aquellos dos personajes de novela negra real, cuyas intencionalidades más profundas no pueden ser conocidas ni aseveradas, por cuanto que ellos no dejarían constancia más que de sus hechos y de lo que otros personajes de su entorno quisieron relatar, en ocasiones fuentes tan poco fidedignas como delatores o víctimas de sus fechorías.
Creo que no será sencillo ponerse en el pellejo de los personajes para inmediatamente tratar de trascenderlos, o dejar de lado la documentación que constata los hechos para no caer en el análisis propio o en el direccionismo de la opinión. Creo que ese es el objetivo de la puesta escénica.
Más allá de intenciones, y tocando el diseño escénico, tiene cosas interesantes, y se incorporan ideas que me parecen divertidas y provocativas. La máquina de juegos combinada con la proyección videográfica, la pistola de bolas que se combina con efectos sonoros (pero también en la iluminación al final), el sofá que más sería un asiento corrido de los de los coches de la época (ya que prácticamente vivían en el vehículo)… Desde luego, la música y el músico en escena, Javier de Prado, con un directo que oscila entre el sonido western y el electrónico, que introduce efectos de voz y sonido a partir de los diálogos y las intervenciones de nuestra Bonnie, o de la voz de nuestro Clyde.
Los micros en escena, con un diseño “neoclásico” a lo rock retro, son muy efectistas, aunque, sinceramente, no los mantendría todo el rato en el escenario, porque entorpecen y distraen la visión durante el espectáculo, creando una especie de muro frente a los personajes, a la vez que dejan algo “sucio” el movimiento, dando la impresión de que siempre están a punto de usarlos. En cambio, es una gran idea el juego con la bombilla, tanto en el movimiento oscilante, como en el off final. Y también los diálogos entre personajes, que en ocasiones se ofrecen como una emisión radiofónica, que era el elemento de la época para trasladar al público cualquier tipo de información más inmediata. No obstante, tal vez se podría dejar la emisión conexión de los micrófonos para momentos puntuales, máxime cuando la sala permite una buena sonoridad para las voces de ambos actores: simplemente, bajar algo el nivel de la música y proyectar la voz en ciertos momentos. En otros, seguro que son imprescindibles.
La voz musical de Ledicia Sola me parece destacable en el tema fial, y se agradece que no se ponga a cantar a cualquiera por el hecho de ser teatro.
Las proyecciones de video y el carácter que les confieren a los personajes, en un claro ataque más incisivo hacia Bonnie Parker en el plano sexual (tengamos en cuenta la época y la sociedad puritana yanqui), son divertidas e interesantes y sirven para romper ciertos momentos de solemnidad en el argumento. Creo que el trabajo es bueno y, en la medida en que evolucione, se afianzará en el escenario.
Sinopsis Estados Unidos. Años 30. En plena depresión económica Bonnie Parker y Clyde Barrow se convertirán en la pareja de atracadores de bancos más buscada de Norteamérica. Su biografía está salpicada de tiroteos, robos a bancos, persecuciones y una historia de amor que refleja el apasionado vínculo que forjó la leyenda. Sin embargo esta obra está hecha en España en el año 2011 y los actores nunca han matado a nadie, ni siquiera han intentado robar un banco.
En La vida imaginaria de Bonnie & Clyde, el director, dramaturgo, poeta y profesor Darío Facal teje un paralelismo entre el período de la Gran Depresión y nuestros días.
La puesta en escena traslada la ficción teatral a un contexto de realidad, documentado a través de grabaciones de video e intensificando el choque estético y cultural entre las dos épocas. Tras las obras Theatre no more y Breve cronología del amor en las que la compañía aproximaba el formato documental al teatro, La vida imaginaria de Bonnie & Clyde ataca de pleno la diferencia entre actor y personaje.
Sobre su última pieza dice Facal: “Siempre he sentido que las convenciones que condicionan la representación histórica sólo conducen hacia una estetización vacía. Considero el pasado como un espacio para la reflexión, no creo que la historia sea un relato que deba modelars e conforme a nuestros planteamientos ideológicos o con la intención de satisfacer nuestra necesidad de crear decorados y vestuarios espectaculares. La Historia es la historia del pensamiento, los sucesos resultan irrelevantes si no podemos comprender cómo pensaba la gente que los llevó a cabo. Representar el pasado es irrelevante si las verdaderas motivaciones de aquellas personas las sustituimos por nuestras propias comprensiones del mundo. Una obra no debería ser una sucesión de situaciones interesantes o divertidas, representar la historia debería ser un intento de comprenderla.
Bonnie Parker y Clyde Barrow no vivieron la vida que les hubiese gustado vivir y esta obra es un intento de comprender sus sueños, sus miedos y sus pensamientos”.
Sobre la compañía Darío Facal (Madrid, 1978) es licenciado en Arte Dramático, especialidad de Dirección y Dramaturgia por la RESAD de Madrid y licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Madrid.
Lleva diez años al frente de la compañía teatral Metatarso, grupo de creación que cruza en su trabajo la crítica, la investigación estética y el uso de nuevas formas expresivas.
Integrando texto, música, video y performance, Facal ha presentado con éxito sus obras en diferentes países y en festivales nacionales e internacionales. Un teatro directo y rabioso que ha llevado a escena textos de autores como Heiner Müller, Caryl Churchill o Jean-Luc Lagarce y creaciones propias llenas de reflexión social y carga poética.
Con Metatarso ha presentado trabajos como Breve Cronología del Amor, en 2010; Theatre no More, en 2009;Imputado / Pasolini, estrenado en Escena Contemporánea 2009; Madrid Laberinto XXI, en 2008, que fue representado en el teatro Volksbühne de Berlín; Historia de amor, de Jean-Luc Lagarce (2008); La pesadilla de Kepler, en 2007; Camino de Wolokolamsk, estrenado en Escena Contemporánea 2006; Átila Furioso, de Cristobal de Virués (2006); Icecream, de Caryl Churchill, estrenado en Escena Contemporánea 2005; Kellogg’s Politik, estrenado en Escena Contemporánea 2004 y Escena Abierta de Burgos (2004); Morfología de la soledad, presentado en el festival intenacional Studiobühne de Colonia (Alemania) en 2004 y Estaba en casa y esperé que llegara la lluvia, de Jean-Luc Lagarce (2002).
Darío Facal también ha dirigido Morfología de la soledad (movimiento #1) y Morfología de la soledad (movimiento #2) versión en danza contemporánea de su obra homónima, coreografiada por Chevi Muraday.
Como docente, Darío Facal ha impartido clases y talleres en lugares como la escuela de teatro de Cristina Rota, la Escuela Municipal de Cine de Alcorcón (de la que fue rector en 2007-2008), la Universidad Complutense de Madrid o el teatro Studiobühne de Colonia (Alemania), entre otros.
También ha publicado textos teatrales, estudios sobre la escena y obras de poesía como Cuando el verso inunda la palabra, Sueños, gritos y después resaca y Fotografías dobladas.
Nota Darío Facal está dando continuidad a su trayectoria como creador desde los inicios de esta década. Otras de sus obras fueron presentadas en anteriores ediciones del Festival. Con este estreno absoluto asistimos a un paso más en la evolución de su lenguaje.
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